
No estamos conmemorando solo un símbolo ni un recuerdo bonito. Estamos adorando a Cristo vivo, que sigue dándose por nosotros en cada Misa, en cada hostia consagrada.
Desde hace siglos, esta fiesta —que debemos en gran parte a Santa Juliana de Lieja— nos recuerda que el Señor ha querido quedarse entre nosotros, humilde y escondido, bajo las apariencias del pan y el vino. Por amor. Por ti. Por mí. Y lo que celebramos hoy es precisamente eso: ese don inmenso de Su presencia real, verdadera y sustancial.
La Eucaristía es fuente y culmen de nuestra vida cristiana.
Es Jesús mismo que se nos entrega para alimentarnos, fortalecernos y acompañarnos en cada paso de nuestro camino.
Por eso las procesiones, los cantos, la adoración pública... todo brota del asombro ante un Dios que se hace pequeño para estar con nosotros.
✨ Como decía San Juan Pablo II: “Esta es la maravillosa verdad, queridos amigos: la Palabra, que se hizo carne hace dos mil años, está presente hoy en la Eucaristía.”
Hoy es un día para renovar nuestra fe y nuestro amor a Jesús Eucaristía.
Un día para pedirle que nos regale más hambre de Él.
Un día para recordar que Él está allí, esperándonos. Y que cada vez que lo recibimos en la Comunión, nos unimos a Su Corazón.
Y si quieres enamorarte aún más de este misterio tan grande, te invitamos a escuchar el podcast Milagros Eucarísticos para Niños 🎙️: una manera sencilla, llena de fe, para redescubrir la belleza de Jesús en la Eucaristía... y compartirla en familia.
👉 Corre a escucharlo y deja que estos testimonios de fe te acerquen más a Cristo vivo.