Simón normalmente es recordado por el hecho de haber negado a Jesús tres veces, pero personalmente creo que a veces tenemos una imagen muy patética de Simón. El hecho de que Simón sea capaz de arrodillarse delante de Dios y reconocer su culpa es lo que hace de él un hombre de la talla del gran rey David. Lo hace, sin duda, uno de los mejores hombres en toda la Sagrada Escritura. No por su falta de errores o pecados, sino por su capacidad de reconocerlos y de arrepentirse.