Tal como Yahvé había ordenado a su siervo Moisés, éste se lo había ordenado a Josué y éste lo ejecutó: no descuidó una sola palabra de lo que Yahvé había ordenado a Moisés. Josué se apoderó de todo el país: de la montaña, de todo el Negueb y de todo el país de Gosen, de la Tierra Baja, de la Arabá, de la montaña de Israel y de sus estribaciones.
Josué 11, 15-20
Los israelitas pasaron un largo tiempo procurando esta conquista de la promesa de Dios, pero desde un inicio el pasaje nos revela la clave de por qué la conquista fue exitosa: se adhirieron a Dios. El pueblo obedeció las órdenes de Yahvé y no se desviaron de una sola palabra de lo que el Señor le había ordenado a Moisés.
Dios ha prometido bendición para quienes se adhieren a Él, y maldición para quienes se apartan de su camino. Y aunque el primer instinto sería asociar esto a aspectos económicos de la bendición de Dios, quisiera asociarlo primero a lo que es, en mi opinión, la conquista más difícil de la mayoría de los hombres: la sexualidad.
Reto en sexualidad: Ponte a investigar
Quiero retarte a que te pongas a investigar un poco. El reto va a consistir que busques el Catecismo de la Iglesia Católica y lo que allí se enseña acerca de la pureza sexual. Y mientras investigas y lees, quiero invitarte a que contrastes tu perspectiva actual sobre estos temas. Que te topes un poco con pared y veas de allí un criterio sólido de lo que Dios quiere para nosotros.
(Hint: puedes encontrar lo que buscas entre los números 2331-2391)
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